La presidencia de Diputados: el reclamo de la UCR que abre una disputa entre Cornejo y Ritondo

En su Convención Nacional, el radicalismo ratificó su apoyo a Cambiemos pero exigió una ampliación del espacio oficialista hacia otras fuerzas políticas. Desde ese momento, se especuló que el presidente Mauricio Macri entregaría la vicepresidencia a un dirigente radical, que podría haber sido Ernesto Sanz, alejado en el presente de la actividad política activa, y Alfredo Cornejo, el gobernador mendocino al que se le vence su mandato este año. El primer mandatario finalmente eligió al peronista Miguel Pichetto. ¿Por qué el radicalismo apoyó la decisión?

El lugar clave que entra en disputa ahora es la presidencia de la Cámara de Diputados, lugar que dejará Emilio Monzó a fin de año. Es un cargo que quiere ocupar Cornejo pero históricamente le pertenece al primer diputado de la lista de la provincia de Buenos Aires, un lugar que tiene reservado el ministro de Seguridad bonaerense, Cristian Ritondo.

Cornejo sintió alivio con la elección de Pichetto como vicepresidente de Macri porque, de haber aceptado Ernesto Sanz la propuesta presidencial, se hubieran dilapidado sus posibilidades de ocupar la presidencia de la Cámara Baja. Tanto Sanz como Cornejo son radicales y mendocinos. Macri estaba dispuesto a ceder a la UCR uno de los lugares de jerarquía institucional vacantes, pero no ambos; mucho menos dejaría los dos lugares a mendocinos.

Ante la decisión, el radicalismo aún tiene la posibilidad de reclamar un espacio importante. Es probable que, de esta manera, sea Cristian Ritondo el que sufra los movimientos políticos de las últimas horas. La relación de Ritondo con Cornejo no es la mejor. Hace un poco más de dos semanas, el ministro bonaerense sostuvo que el radical era irresponsable y atentaba contra la gobernabilidad de Macri.

En sus reuniones en las diferentes provincias, los gobernadores le dijeron a Macri que dudaban de su capacidad para avanzar con las reformas que el oficialismo busca promover debido a que no tiene mayoría en ninguna de las cámaras. La decisión de Pichetto, además de intentar aplacar el humor de los mercados, apunta justamente a que el Senado se convierta en un espacio de gobernabilidad para las reformas estructurales en las que busca avanzar el Gobierno y frente a las cuales Pichetto ya adelantó que actuará siguiendo al pie de la letra las órdenes del Poder Ejecutivo, algo que Cornejo no podía prometer.